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“Los profesionales sanitarios serían los mejores microinfluencers con respecto a la confianza de los pacientes en el uso ético que se va a dar a sus datos”
A estas alturas todos sabemos que un influencer es una persona que cuenta con credibilidad respecto a un tema concreto y puede llegar a convertirse en un prescriptor por su actividad en redes sociales. Los conocemos en muchos ámbitos pero es más difícil ponerles cara en tecnología sanitaria (telesalud, dispositivos médicos, mHealth, impresión 3D, robótica, genética, nanomedicina, ensayos clínicos descentralizados, machine learning, etc).
Pues bien, hoy traemos al blog a Juan Carlos Santamaría, un influencer en HealthTech. Es el primer español (de un total de cuatro) en aparecer en el ranking mundial de 150 exponencialistas en Healthtech de Linkedin.
Según Cristian Cortés, CEO de Exponential Healthtech,»estas personas nos inspiran a seguir innovando para cambiar nuestro mundo y disrumpir el estatus quo en salud, mediante el liderazgo, la creatividad, el trabajo en red, la colaboración, las sinergias y nuevos negocios escalables».
Juan Carlos suma este reconocimiento al honor de haber aparecido ya en 2020 en un informe de Financial Times entre los 25 influencers más importantes de tecnología sanitaria en Twitter.
-En el ranking mundial de 150 exponencialistas en Healthtech de Linkedin solo hay cuatro españoles, ¿falta divulgación en eSalud en nuestro país?
Creo que no. Lo que ocurre es que somos bastante endogámicos en el sentido de que no es una divulgación hacia el público en general. La mayoría de las publicaciones están enfocadas a colegas de profesión, bien de tecnológicas o profesionales sanitarios con interés en la salud digital. En el ranking elaborado por Exponential Healthtech ha primado mucho el criterio del número de seguidores en LinkedIn.
Yo sigo asiduamente y con mucho interés las publicaciones de profesionales que no han salido en este listado, como por ejemplo José Miguel Cacho, Jaime del Barrio, Marisa Merino, Julio Jesús Sánchez, Frederic Llordachs i Marquès, etc.
Crece el uso de los servicios de salud digital
-¿Cómo valoras la contribución de la tecnología a los retos de salud en este momento?
Las personas están cada vez más preocupadas por su salud. También recurren también cada vez más a herramientas tecnológicas que las ayudan a llevar a cabo un seguimiento y contribuyen a su bienestar. Según la encuesta “Radiografía Savia de la Salud Digital” de Mapfre de abril del año pasado, casi el 80 por ciento de los encuestados cree que utilizará algún servicio de salud digital en los próximos doce meses. El 71 por ciento se informa sobre salud y asuntos relacionados con el bienestar de forma online. Y ¡ojo! un 43 por ciento de los encuestados señala las app de salud y vida saludable como su principal fuente. Creo que esto irá en aumento.
“Cierto” cambio de paradigma tras la pandemia
-¿Ha supuesto la pandemia el punto de inflexión que pareció que iba a ser?
En los momentos más duros de la pandemia, cuando huíamos de la presencialidad en todos los ámbitos, parecía que la transformación digital era imparable. Antes del COVID-19 se hablaba de la telemedicina como tendencia, pero la crisis sanitaria hizo que las consultas por videollamada formaran parte del día a día. Queda mucho por avanzar y, aunque soy menos optimista que durante la pandemia, sigo queriendo pensar que se ha producido cierto cambio de paradigma.
Desde la pandemia parece que hay una concienciación mayor de que hay que acelerar la digitación de la salud y poner herramientas a disposición de médicos y pacientes. Para que esta “carrera” avance con paso firme es importante garantizar la confidencialidad y seguridad de los datos de los pacientes.
Pacientes empoderados en su autocuidado con ayuda de las TIC
-¿Qué tecnologías destacarías/ves con mayor potencial y qué flecos consideras que hay que solventar para avanzar en algunas de ellas?
Los wearables, como señalaba, tienen cada vez mayor implantación. Cada vez se emplean más recursos en el desarrollo e investigación de las necesidades de los pacientes para poder monitorizar remotamente su progreso. Permiten, además, a los propios pacientes formar parte, de manera empoderada, de su autocuidado.
El procesado masivo de datos haca poseible entrenar algoritmos capaces de anticipar una enfermedad, dar con el diagnóstico adecuado o identificar el tratamiento con mayores probabilidades de éxito. Leo muchas noticias sobre el uso de inteligencia artificial aplicada en salud en España, pero creo que faltan unos años para que su uso sea masivo. Según los expertos hay escasez de científicos de datos.
En el futuro no estaría mal que tanto las aplicaciones de salud digital en general como las soluciones de inteligencia artificial en particular pudieran ser “prescritas” por los profesionales sanitarios, tal y como ocurre hoy en día en Alemania con el directorio DiGA. Forman parte de él las aplicaciones que han obtenido un certificado CE como dispositivo médico y además han sido aprobadas por el BfArM, el Instituto Federal de Medicamentos y Dispositivos Médicos. Es una agencia independiente adscrita al Ministerio Federal de Salud similar a la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios.
El valor de los datos y de la confianza en su correcto uso
-Junto a la tecnología, ¿qué papel tienen las competencias digitales de los profesionales y la experiencia de paciente?
Vamos mejorando mucho pero todavía hay profesionales reacios a la tecnología, no tanto a la que ellos puedan usar y que los ayuda en el diagnóstico y seguimiento de patologías, sino a aceptar como válidas tecnologías que utilizan los pacientes. Por ejemplo, a utilizar los datos que pueden aportan los wearables. En cambio, no tienen problema en añadir en la historia clínica los antecedentes familiares que relata el paciente de viva voz, sin pedirle ningún informe oficial.
Necesitamos que haya confianza en los datos por parte de los médicos y confianza en el uso ético que se les va a dar por parte de la población en general. ¿Por qué no funcionó en España la aplicación Radar-COVID? Hubo países en el que el uso de aplicaciones similares fue masivo. Para que no nos vuelva a ocurrir, es vital que los pacientes se sientan empoderados, pero también que tengan la certeza del buen uso que se va a dar a los datos proporcionados por ellos.
La comunicación institucional tiene un papel importante, pero todos los profesionales sanitarios serían los mejores microinfluencers con respecto a sus pacientes.
Mayor esperanza de vida pero de calidad y sin dependencia
-A tu juicio, ¿cuál es el mayor reto eHealth en España en este momento?
La esperanza de vida seguirá creciendo al menos hasta 2050, según proyecciones del Instituto Nacional de Estadística. Vamos a seguir estando entre los primeros países por longevidad pero también por dependencia. Y es que, aunque estamos ganando calidad de vida, en esos años de más que vivimos, el tiempo juega en contra y desarrollaremos más enfermedades y estados de dependencia.
Suelo mirar a Reino Unido y su Estrategia Nacional para la Vida Longeva elaborada por el Grupo parlamentario británico por la #Longevidad (All Party Parliamentary Group for Longevity, APPG for Longevity). Se marcaban como objetivo para 2035 incrementar en cinco años la denominada “vida independiente”, con suficiente autonomía, de la población británica a la vez que reducir las desigualdades sociales de salud.
Un plan para la promoción de la salud con buenos hábitos
Quieren reducir la incidencia de las muertes prematuras mediante la promoción de la salud con buenos hábitos, como dieta saludable, actividad física, prevención del tabaquismo y alcoholismo, etc.
Este tipo de plan sería valioso en España. Habrá imponderables que no podremos controlar pero el fomento de los hábitos de vida saludable puede ser la clave para ganar más años de vida independiente. En el diseño de ese plan deberían participar los ciudadanos, las tecnológicas, la sanidad pública y privada, las empresas por su responsabilidad con el envejecimiento activo saludable de sus trabajadores, etc.
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