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El mundo avanza considerablemente rápido. Si echamos un vistazo atrás, no podríamos imaginarnos la posibilidad de conectarnos a un ordenador sin interrumpir el teléfono fijo de casa o contestar un email de trabajo desde el teléfono móvil. Vivimos acompañados de la tecnología desde que nos despertamos hasta que nos dormimos. ¿Qué es lo primero que solemos hacer nada más abrir el ojo? Casi seguro que revisar el móvil o, incluso, consultar nuestras redes sociales.
Hace años, cuando éramos más pequeños, no vivíamos pegados a un móvil, ni a las redes sociales, ni a todo lo que implican las mismas. De hecho, teníamos que pedir permiso para poder conectarnos a Internet y poder utilizar las redes sociales de la época. Ahora los jóvenes tienen un doble matiz, por un lado, son puramente tecnológicos y han nacido con un teléfono debajo del brazo pero, por el otro lado, están demasiados expuestos a la tecnología y esto podría ser un peligro, o quizás una oportunidad.
¿Por qué la tecnología podría derivar en un peligro?
La exposición a las redes sociales puede ser dañina si no se utilizan con responsabilidad. Para ello, es fundamental educar a los niños y a los adolescentes en las buenas prácticas del uso de la tecnología.
¿Cómo podríamos hacerlo?
Habrá que enseñar a los niños que no hay que depender de la tecnología, sino que hay que utilizarla como un juego, con unos horarios establecidos y bajo supervisión. Que la tecnología es un complemento de su crecimiento, pero que no deben invertir todo su tiempo en ella. De hecho, deben potenciar su imaginación y no acostumbrarse a la inmediatez que proporciona Internet.
Avanzando en las etapas de la infancia, y llegando a una edad más madura, habrá que concienciarles sobre los problemas de seguridad a los que podrían exponerse si utilizasen las redes sociales de manera poco segura, por ejemplo, dando datos personales, enviando fotos a desconocidos, o fiándose de personas que no conocen en el mundo real.
De hecho, este concepto es muy importante, hay que hacerles entender que no todo lo que ocurre en internet es real, que no deben creer todo lo que ven, ya que incluso una imagen de una persona podría estar alterada, por ejemplo, a través de un holograma, una persona podría hacerse pasar por otra, y engañar a su víctima para conseguir su objetivo, que nunca va a ser bueno.
A la par que enseñamos a prevenir las conversaciones con personas que puedan no ser las que dicen ser también habrá que concienciar acerca del no acoso. A la par que se educa en empatía y respeto, habrá que hacer hincapié en el ciberbullying.
Tal y como estamos desarrollando, las redes sociales pueden ser un impulso para sociabilizar, aprender y desarrollar la imaginación. No obstante, también pueden presentar varios peligros, entre ellos el ciberacoso, por lo que es muy importante enseñarles que deben respetarse a sí mismos y no deben descuidar la privacidad de sus datos y de su imagen y que, por otro lado, deben respetar a los demás y no difundir contenido acerca de compañeros, o amigos del entorno social.
En definitiva, enfocar el uso de la tecnología en algo positivo y de lo que se puede aprender mucho, pero sin olvidar los peligros que pueden presentarse si no “ponemos un antivirus”, a través de la educación, a los más jóvenes.
¿Por qué la tecnología podría suponer una oportunidad?
Porque si se despierta el interés en la tecnología desde jóvenes, puesto que están en pleno contacto con ella, podría ser una oportunidad para ellos, ya que podrían empezar, por ejemplo, a programar desde muy pequeños, identificando esa tarea como un juego.
¿Cómo podrían iniciarse?
Pues por ejemplo a través de la programación, que es uno de los lenguajes de la sociedad digital. Si desde pequeños enfocan programar como un juego de aprendizaje, si finalmente les gusta, podrán especializarse y avanzar en cursos más específicos de programación. Por ejemplo, empezando por code.org, donde de hecho, José María Álvarez-Pallete es promotor junto a figuras como Obama, Zuckerberg, Jeff Bezos o Susan Wojcicki.
De este modo, a través de plataformas como code.org, podrían transformar un interés, que desde un principio se puede inculcar como un aprendizaje a través del juego, en un reto, en ir avanzando en conocimiento tecnológico a la vez que van creciendo.
Así pues, conociendo los peligros, potenciando el conocimiento y el aprendizaje continuo, quién sabe si en un futuro pueden llegar a plantearse ese juego como un impulso a formarse y terminar trabajando de ello. Ya que, además, hay una enorme oferta en el mundo de la ciberseguridad, que va creciendo exponencialmente cada año.
En definitiva, impulsar a los jóvenes desde niños a jugar y emocionarse con el aprendizaje de todo lo que les puede ofrecer la tecnología. Advertirles evidentemente de los peligros, pero sin temor a que se desarrollen tecnológicamente hablando.
Enseñarles también que los hackers no son los malos del cuento, los peligrosos son los que utilizan la tecnología con el fin de hacer el mal. Pero es importante diferenciar esas dos figuras ya que, quien sabe, si en un futuro terminan siendo hackers y desarrollando herramientas para detectar fallos de seguridad y proteger a clientes, o usuarios, de los peligros que les enseñaron desde pequeños.
De este modo, si los más jóvenes desarrollan la inquietud por protegerse y proteger a los demás, también podrían desarrollar inquietud en el análisis de, por ejemplo, las redes sociales. De cómo un simple tweet puede convertirse en viral y de cómo podrían ir consultando día a día si la tendencia de ese mensaje sigue al alza o por lo contrario ya no se habla de ello. A través de este pequeño juego o inquietud visual, sin darse cuenta, estarían ejerciendo de analistas de ciber inteligencia, haciendo un estudio básico sobre una tendencia en redes sociales.
Por otro lado, habiéndoles enseñado acerca del ciberbullying, podremos avanzar en su aprendizaje sobre las redes sociales explicándoles que, si encuentran algún comentario negativo hacia cualquier persona, o incluso marca comercial, y lo detectan estarán también haciendo un proceso de aprendizaje sobre comentarios ofensivos en las redes sociales, un tema muy solicitado por empresas, ya que la imagen en redes sociales ha de ser un tema muy cuidado y vigilado.
En resumen, la educación tecnológica tiene que ir superando etapas de aprendizaje, a la par que los niños van creciendo. Poco puede servirnos explicar a un niño muy pequeño el peligro del Phishing o de un Ransomware sin un contexto previo. Es por ello que en las primeras etapas habrá que acompañarlos en el uso de la tecnología, para supervisar lo que hacen y lo que aprenden.
En definitiva, aprovechar la educación y la protección para despertar su interés sobre cómo utilizar Internet de forma segura, y en cómo poder avanzar en conocimientos para poder superarse paulatinamente. Siempre se dice que los niños son el futuro del mundo, pues en este caso, son el futuro de la tecnología y de la ciberseguridad tal y como la entendemos ahora, y tal y como progresará gracias a ellos en unos años.
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