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La pandemia ha puesto a prueba la resiliencia de muchas compañías y servicios. El impacto ocasionado ha variado sobre todo según el tipo de actividad, pero también ha dependido de otras variables como el grado de transformación digital de las distintas industrias, el dimensionamiento de los servicios y el diseño de su disponibilidad. En el caso de la sanidad el impacto ha sido muy alto.
Impacto del COVID-19 en la sanidad
Se han unido en su contra el incremento de la demanda provocado por la propia pandemia, el diseño de servicios basados fundamentalmente en el empleo de recursos humanos (poco escalables, por tanto), la falta de preparación ante un acontecimiento de estas características y el deficiente grado de digitalización.
La transformación digital estaba sin hacer
La realidad es que antes del COVID-19 la transformación digital de la sanidad estaba prácticamente por hacer. Así se concluye en un informe de la Asociación de Salud Digital, del que escribía en este mismo blog recientemente. Si bien es cierto que el trabajo se había emprendido y había varios avances, apenas se habían dado algunos pasos.
En un lado de la balanza, la mayoría de los prestadores sanitarios cuentan con historias clínicas electrónicas (las del sector público están interconectadas por la Historia Clínica Electrónica del Servicio Nacional de Salud). Igualmente, la receta electrónica estaba implantada en el sector público y era interoperable entre la mayoría de las comunidades autónomas. Y la cita previa también es un servicio maduro en la mayoría de los sistemas de salud.
Sin embargo, en otros muchos campos apenas se había avanzado, especialmente los que tienen que ver con la experiencia de paciente y con modelos de intervención remota. La interoperabilidad entre las historias clínicas es muy escasa. Existe una falta de estrategia en cuanto a la gobernanza del dato sanitario, así como muchas dudas sobre la homogeneidad y calidad de los datos disponibles. El grado de implantación de la telemedicina es muy bajo aún, apenas usado por las aseguradoras como una herramienta de marketing. Y en áreas como la gestión remota de pacientes solo están desarrollados pilotos, sin experiencias a escala.
Ante este panorama la llegada de la pandemia en marzo de 2020 arrasó como un tsunami. Como comentaba al principio, la capacidad de reacción de los distintos sectores y organizaciones dependió, entre otras cosas, de sus cimientos digitales.
Las telecomunicaciones estuvieron a la altura
En un sector totalmente distinto, como el de las telecomunicaciones, Telefónica pudo dar una respuesta satisfactoria. Había un gran trabajo previo para asegurar la mejor conectividad y llevaba un gran camino de su transformación digital recorrido, aunque la implantación de prácticas como el teletrabajo no fuera mayoritaria.
La pandemia supuso un gran reto ya que, por un lado, las redes de telecomunicaciones multiplicaron de la noche a la mañana su grado de ocupación. Y, por otra parte, el 99 por ciento de la plantilla pasó a trabajar desde sus domicilios de un día para otro.
Pero el resultado fue bueno. Las redes de comunicaciones y la mayoría de los servicios asociados funcionaron bien. Se pudo garantizar la continuidad de los negocios y las comunicaciones digitales de la mayoría de la población. Internamente, el teletrabajo masivo no supuso una grave disrupción de las tareas y los proyectos en curso. Las herramientas que se habían desplegado antes de la pandemia funcionaron a la hora de permitir hacer en remoto lo que antes se hacía desde la oficina.
Escollos en la teleconsulta y la atención y monitorización remotas
En el ámbito sanitario las circunstancias fueron otras… Más allá del evidente colapso de los servicios de emergencia y UCI debido a los pacientes con COVID, se produjo una dificultad generalizada para el acceso a los servicios de salud por culpa de la pandemia. La mayoría de las consultas pasaron a ser telefónicas. Muchos profesionales que querían poder recibir fotografías de sus pacientes no tenían los medios, por ejemplo. La atención remota, la teleconsulta y la monitorización remota del paciente (RPM) habrían tenido un impacto muy positivo. También habrían ayudado otros medios de comunicación- no solo la consulta virtual- como chat, mensajes, foros, cuestionarios, contenidos educativos, seguimiento de la adherencia, recordatorios, chatbots de salud, etcétera.
Pero no es un tema tecnológico. La tecnología necesaria para la atención en remoto existe desde hace más de una década, hay aplicaciones en los sistemas de salud e incluso gratuitas en el mercado, y con todas las garantías. La población, por su parte, está dispuesta a utilizar estos servicios, ya que el grado de madurez digital de las personas se ha consolidado al ritmo que otras industrias se digitalizaban.
El problema es que faltaban los procesos. La transformación digital estaba sin hacer.
La digitalización e innovación en sanidad, claves
Esperemos que la pandemia haya supuesto un cambio de actitud en este sentido. Algunas señales parecen indicarlo. Se han puesto en marcha varios proyectos de digitalización y otros se están acelerando, se ha creado una Secretaría General de Salud Digital, se ha anunciado la creación de un “datalake sanitario”, varias empresas están avanzando con la receta privada interoperable, etcétera.
¿Un antes y un después?
La pandemia ha puesto de relieve la importancia estratégica de la digitalización e innovación en sanidad para que el sistema de salud pueda no solo responder frente a posibles nuevas contingencias, sino a las necesidades habituales.
Están apareciendo, además, nuevos servicios nativos digitales, entre ellos el creado por Telefónica Empresas en plena pandemia: Movistar Salud, una apuesta clara por la telemedicina.
Esta crisis ha impactado en las plantillas de las organizaciones por la propia enfermedad y también por sus efectos psicológicos. Precisamente de “Empresa, bienestar y salud mental en el contexto digital” hablaré hoy en el III Congreso de Salud mental digital. Y es que en el nuevo escenario pos-COVID la salud y el bienestar han pasado a primer término en el nuevo modelo de gestión de personas.
Imagen: Hospital CLINIC
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